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Cómo superar el síndrome del impostor

Imposter Syndrome

“Muy pronto se darán cuenta que soy un fraude”.

“Cerrar ese trato fue pura suerte”.

“No hice nada para merecer este ascenso”.

“Solo me contrataron porque no había candidatas calificadas”.

“Si alguien nota este error, me van a despedir”.


¿Te suenan familiares estos pensamientos? Hasta cierto punto, dudar de uno mismo o tener miedo al fracaso es algo normal. Pero considerarse un “impostor” o una “impostora” es algo más serio y para algunas personas se convierte en un miedo constante.

Como refleja un artículo de la revista UNAM Global, de la Universidad Nacional Autónoma de México, hasta un 70 % de las personas experimenta el síndrome del impostor en algún momento de su vida. Y según el informe Índice de la anatomía del trabajo, realizado por Asana, el 62 % de los trabajadores del conocimiento de todo el mundo han experimentado sentimientos de impostor en el ámbito profesional.

¿Qué es el síndrome del impostor?

El término “síndrome del impostor” fue definido por primera vez en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes. Se trata de un estado en el que las personas dudan profundamente de sus habilidades y logros obtenidos. Quienes lo padecen tienen bajas expectativas personales y/o profesionales, sienten que son un “fraude” y que en cualquier momento serán descubiertos.

Estos sentimientos de impostor pueden afectar a cualquiera, incluso a las personas exitosas, e influir no solo en el trabajo, sino en distintas áreas de su vida y en sus relaciones personales. Sin embargo, el alcance y los síntomas del síndrome pueden variar según la edad, el género, el origen étnico y el contexto cultural. De hecho, los estudios apuntan que el síndrome de impostor en mujeres profesionales se detecta con más frecuencia e indican que tres de cada cuatro mujeres lo experimentan durante su trayectoria profesional.

Algunos factores externos, como experiencias laborales negativas o una situación económica inestable pueden intensificar la inseguridad y ansiedad asociadas al síndrome del impostor.

Los efectos del síndrome del impostor

Ahora que sabes qué es el síndrome del impostor, podrías pensar que es algo inevitable, casi como un pesimismo defensivo o “efecto secundario” de la vida. El problema es que si se convierte en un estado o miedo persistente, puede afectar seriamente tu calidad de vida y tu desarrollo profesional.

Algunos efectos negativos que enfrentan las personas afectadas por el síndrome de impostor son:

Trabajar en exceso

Las personas con el sentimiento constante de no ser lo suficientemente buenas, tienden a trabajar más de lo necesario y a convertirse en personas perfeccionistas en exceso. Cuando obtienen buenos resultados, creen que se debe exclusivamente a su alta exigencia y esfuerzo desproporcionado. Esto puede convertirse en un círculo vicioso que, con el tiempo, supone una carga emocional negativa y lleva al agotamiento.

Procrastinación

También hay personas que experimentan el síndrome de impostor y reaccionan de forma opuesta: sus expectativas de fracaso les hacen creer que no tienen lo necesario para hacer bien una tarea, así que colocan obstáculos y la posponen hasta que ya no haya tiempo para completarla. De esta manera, el síndrome se manifiesta como una profecía que la propia persona cumple.

Falta de autenticidad

El miedo a ser “descubierto” puede llevarte a esforzarte demasiado por complacer a toda costa a los demás en lugar de expresar tu opinión real. Esto refuerza la sensación de estar fingiendo ser alguien que no eres.

Baja autoestima

Pensamientos como “engañé a todo el mundo para llegar hasta aquí” pueden afectar directamente tu bienestar mental y tu desempeño profesional. En campos como las ventas, la seguridad y confianza en uno mismo es clave para persuadir a los clientes potenciales. Adoptar la postura de “fingir al máximo” para mantener las apariencias puede que funcione durante un tiempo, pero a largo plazo puede ser agotador y producir ansiedad generalizada. Además, tener dudas constantes sobre tu persona y desempeño en el ambiente laboral, evita que afrontes nuevos desafíos y avances en tu carrera.

Cómo superar el síndrome del impostor

Si sufres un caso severo de síndrome del impostor, la mala noticia es que puede manifestarse en muchos ámbitos de tu vida. Ahora bien, la buena noticia es que, si te esfuerzas, puedes aprender a reconocerlo, reaccionar adecuadamente y, con el tiempo, reducir su impacto en tu bienestar emocional y desarrollo profesional.

Para empezar:

Identifica el origen de tus miedos

La próxima vez que pienses “no tengo capacidad para hacer esto”, intenta distanciarte de ese pensamiento para evaluar mejor el contexto. En lugar de dejarte llevar por una avalancha de ideas y sentimientos negativos, pregúntate: “¿De dónde viene ese pensamiento? ¿Cuál es su fundamento?”. Practicar esta distancia y reflexión consciente te ayudará a comprender mejor el origen de tus inseguridades.

Sé consciente de tus logros

Es fácil olvidar los éxitos anteriores, por lo que puedes desarrollar estrategias para tenerlos presentes. En un cuaderno, tu teléfono o un archivo digital, puede llevar un registro escrito de tus éxitos y los comentarios positivos que recibes. Consultar tu CRM también podría ayudar. ¿Cuántos tratos cerraste el último trimestre? ¿Cuántos prospectos convertiste en nuevos clientes? ¿Cuánto dinero has ganado para tu empresa? Si estás trabajando con la función Avances de Pipedrive, será más fácil analizar cómo estás avanzando hacia tus objetivos. Programa fechas regulares para revisar tu desempeño y celebrar los logros obtenidos.

Habla con tus amistades

Recurre a tus amistades más empáticas para compartir tus inquietudes y dudas constantes. A menudo, verbalizar nuestros miedos es suficiente para ponerlos en perspectiva. Además, una buena conversación puede ayudar reducir la presión. Tal vez tus amistades también hayan pasado por experiencias similares y podrían compartir cómo han lidiado con ellas.

Habla con tu gerente

Este consejo depende de qué tan cercana sea la relación con tu gerente o cargo superior. Si tienes algún tiempo en tu puesto de trabajo y una buena relación con tu gerente o coordinador de equipo, busca un momento para compartir tus inquietudes abiertamente. Si prefieres no hacerlo de forma directa, una alternativa podría ser pedirle su feedback de forma regular.

Si recibes elogios, intenta aceptarlos e internalizarlos. No los descartes pensando: “Solo quiso ser amable”. Si recibes críticas constructivas, intenta verlas como oportunidades para mejorar, no como pruebas fidedignas de tu supuesta incompetencia.

Desarrolla la confianza

Ten en cuenta que las personas que te contrataron son profesionales en su campo y saben qué habilidades se necesitan para realizar tu trabajo. Es injusto dudar de su competencia y asumir que tuviste la capacidad para engañarlos y entrar en la empresa.

Usa el lenguaje de forma consciente

¿Sueles empezar las oraciones con “Siento que…” o “Tal vez solo soy yo, pero…”? La forma en la que hablamos afecta directamente nuestra autoestima. Puede reforzar nuestros sentimientos de incompetencia o, por el contrario, fortalecer la confianza en nuestras capacidades. Usa un lenguaje que refleje confianza y observa con el tiempo cómo influye en tu desarrollo personal y profesional.

Conclusión

El síndrome del impostor puede ser una barrera significativa en el camino hacia el desarrollo personal y profesional. Sin embargo, es importante recordar que no estás solo en esta experiencia y que existen estrategias efectivas para enfrentarlo. Desde la autoevaluación y la aceptación de tus logros hasta buscar apoyo entre tus colegas y amigos, cada paso puede ayudarte a ganar confianza y silenciar esas dudas implacables. Con el tiempo, te darás cuenta de que mereces estar donde estás y que tus contribuciones también son valiosas. Adoptar un enfoque consciente y aplicar estas estrategias puede marcar la diferencia en tu bienestar profesional y ayudarte a avanzar con mayor confianza.

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